jueves, 14 de mayo de 2009

José Luis. La verdadera historia

En verdad José Luis no era ciego de nacimiento. Tenía un 80% de minusvalía que no se había revisado en años y fue fácilmente operable cuando se pusieron a ello. Como he oído rumores por ahí no del todo precisos, quiero poner en claro unas cuantas cosas.
Allá por el año 79, cuando lo conocí, tenía un kiosko de chucherías en Pino Montano. Yo pasaba mucho tiempo con mis amigos alrededor de él y, de vez en cuando, nos regalaba algo, sobre todo a su favorito, Andrés, con el que jugaba a que no veía muy bien, a que se le caían las chucherías, a que se agachaba a buscarlas. Esas cosas. Y luego todo el día animándonos a que nos metiéramos con las niñas, que les levantáramos las faldas y le dijéramos el color de las bragas.
Yo no me di cuenta de nada hasta que mi padre me lo dijo:
-Mira que José Luis tiene un retraso madurativo. El pobre se cree que es un adolescente y siempre anda con niños de tu edad. No se muy bien lo que pasó, pero lo cierto es que hace mucho fue a pedir un certificado para una plaza en la ONCE y se lo denegaron. Algo había hecho que le aplicaron la ley de vagos y maleantes.
Cuando volví por el barrio en el 89 José Luis había cogido un pequeño local a la salida de Continente (hoy Carrefour) y el kiosko se había sofisticado. Ahora las chucherías estaban en botes transparentes, los clientes usaban pinzas de plástico para meterlas en bolsas y algún muchacho de otra pandilla nueva las pesaba y cobraba. Así me encontré con el hijo de mi amigo, Juan el Grande, su nuevo favorito, que tocaba la batería con los botes vacíos como loco y se comía los bollycaos gratis, los fresones de cincuenta céntimos, los tiburones de coca-cola, las tiras de regaliz. De todo lo que había.
Años más tarde en una reunión le comenté a Andrés lo de José Luis. Andrés había terminado la especialidad de oftalmología y, sea por cariño, remordimiento o pena, lo hizo. Fue a verlo, preparó los papeles, y lo operó en cuestión de días. Cuando José Luis abrió los ojos y vio a todo el mundo envejecido, sólo dijo (me lo aseguró Andrés):
-La amistad, vaya mierda!
A Juan le contaron lo de la operación pero no había abierto sus propios ojos. Aún pensaba que era ciego.

Ricardo Navarrete Franco

5 comentarios:

Puli dijo...

Hey! vaya flash-back! me ha gustado mucho, la verdad es la atmósfera está muy bien construida. creo que todos tenemos algún personaje de nuestra infancia a quien, a pesar de todos sus defectos, todos le cogemos cariño. que sea cascarrabias le hace más entrañable.
en mi caso es el tío de mi madre (el chacho para niños y adultos),que tiene muy mala uva y te arreaba una colleja a la primera de cambio (hoy día aún sucede), pero que absolatamente todo el mundo tiene que dar dos besos antes de irse. en serio, sino te grita una barbaridad o te arrea otra hostia.

Reyes dijo...

A Jóse Luis no le gustaría la gente pero los niños...jeje.

Anónimo dijo...

¿que insinuas reyes?cris

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho las historia pero lo que más el personaje. Espero que sigamos conociendo a José Luis, porque hay que ver la vida tan interesante que tiene...jajaja
Gloria R. G.

Anónimo dijo...

pobre jose luis, que personaje mas explotado, juanma va a tener que reclamar derechos de autor. cris