domingo, 22 de marzo de 2009

Sin título

Cinco? Quizás ocho, no las he contado, pero cuando termina el primero empiezo a oler a flores, y entre el olor de las flores distingo el aroma a colonia que está guardada en el baño. Comienzo otro, tres seguidas y vienen ante mi recuerdos que no son míos, que he robado de las fotos del salón y de las memorias ajenas: una barca, un caballo moteado, un nido, una chica rubia... ahora puedo tomar cuatro mas. Me canso y me siento en un rincón. Dos mas. La colonia y los recuerdos se unen y veo una silueta que se acerca. Sí, recuerdo (o quiero recordar) esos pantalones vaqueros, la camisa blanca, el colgante de ancla, la sonrisa amable, la nariz aguileña, la mirada cándida y severa, el castaño pelo algo revuelto. Así esta siempre, es su imagen eterna. Se agacha, me extiende la mano y sonríe. Y con su mano agarrada yo me duermo. Y sigo durmiendo.

Cristina Sampedro Alonso.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Inevitable encontrar la conexión entre tu memoria y la mia. No tengas dudas. Siempre fue mágica su presencia, su mirada. Su espiritu libre nos inpregna y nos libera al recordarlo.Ya sabes quién soy.