jueves, 6 de mayo de 2010

Historia encadenada (5)

-Dale el espejo, escuché que alguien decía.

Me miré y se me heló la sangre, porque comprendí al momento que me habían robado la cara. La tenía cubierta con una densa capa de crema blanquecina, un protector solar o un hidratante, pero las facciones habían desaparecido. Era, era como si yo no estuviera allí.

Los cuatro me observaban junto a la cama: el hombre corpulento, la niña calva, la doctora joven; y el viejo en su silla de ruedas, pegado a mi cabecera, dirigiéndome una amplia sonrisa que me sonaba familiar. “No, me corregí a mí mismo, es que se habia puesto dentadura postiza.”

-El periódico, ordenó, sin dejar de enseñar los dientes. La mujer me acercó una fotocopia con unas lineas subrayadas en amarillo que rezaban:

La cirujano Carmen Cabañas ha asegurado hoy que hay un candidato "muy firme" para someterse al tercer trasplante de cara de España, tras los de Valencia y Sevilla, y que la operación podría realizarse en breve.

-No tenga miedo, continuó el viejo. Veo que le quedan bien mis pantalones.

Efectivamente, me habían puesto sus pantalones de cuadros, que despedían un ligero olor a amoniaco.

-Ha sido usted elegido como donante. Hemos comprobado sus antecedentes, hemos hecho un injerto de prueba en mi nieta –por cierto es su sobrina segunda—y aunque ha perdido parte del pelo, hemos tenido éxito. Usted y yo somos compatibles. Ahora es mi avatar. Enhorabuena.

Era cierto. Aunque el viejo tenía la frente abultada y morada, las cejas desparejadas, la nariz torcida y el mentón surcado por dos cicatrices, las facciones eran todas mías.

Ensayé un grito, pero el aire no encontró resistencia más allá de la laringe. No me encontré la lengua. Ni los dientes. Ni los labios.

El enfermero se acercó con la jeringa goteante.

Antes de caer en el pozo de la morfina me espantó lo extrañamente bien que me quedaban los pantalones del viejo. Y pensé en la silla de ruedas.

Ricardo Navarrete Franco

3 comentarios:

juanma dijo...

Me ha encantado el giro que le has dado a la historia Ricardo. Por fin alguien se atreve a establecer un punto de inflexión. Enhorabuena.

Puli dijo...

Cierto! Hacía falta la mano de Ricardo para que esto tomara verdadera forma!

María dijo...

Es increible lo que has hecho con la historia Ricardo, reconozco que me parecía un poco aburrida antes, pero ahora está genial!!