viernes, 23 de octubre de 2009

Orlando y Erika


¿Por qué la miré? Recuerdo bien el día en que la vi por primera vez; una de esas noches en las que el local de Harry no estaba muy animado y yo era su única salvación. Pues bien, ahí estaba yo, en el escenario tocando mi guitarra, y ahí estaba ella, apoyada en la barra con un mojito en su mano derecha y un cigarrillo en su mano izquierda, observándonos.
Hubo un tiempo en el que ambos seguíamos un único camino: ella con su carrera como modelo, yo como músico, pero siempre juntos. Cuanto nos queríamos. Pero ahora ella sigue un ritmo el cual me es imposible seguir. He intentado convencerla varias veces de que su adicción se estaba convirtiendo en algo peligroso, pero nunca me oía. El veneno la estaba matando por dentro y yo no podía hacer nada; abandonarla, nunca.
Y llegó esa noche. Estaba como loco, no sabía que hacer ni donde buscarla; para ella no importaba como fuera un bar, solo que le sirviera lo que ella quisiera sin recibir una negativa por respuesta. Caminé y caminé por las calles en busca de alguna señal que me llevase hasta ella. Después de tres horas sin ningún resultado, encontré su coche justo en frente de un bar que parecía el mismo infierno. Sin pensarlo dos veces, bajé las inclinadas y largas escaleras hasta que conseguí entrar en ese mundo. Allí estaba ella, al fondo en la barra con un aspecto cadavérico y con los ojos inundados en lágrimas porque, en el mismo instante en el que entré, para ella fue como un signo de salvación. Me acerqué a ella y no hizo falta decir nada porque ella me miró y dijo: “voy justo por detrás tuya pero, por favor, no me mires hasta que no hayamos llegado a casa y haya podido borrar todo rastro de este sucio veneno”. No dudé ni un segundo, dí media vuelta y caminé. Sentía como su mano me rozaba y como aumentaban mis ganas de mirarla y abrazarla. El camino del bar hacia el coche se me hizo eterno y justo cuando llegué allí no pude soportarlo, me giré para mirarla y la observé mientras cruzaba la carretera; era la mujer más bella del mundo, mi ninfa. Ella lo notó y se paró, nerviosa por saber que pensaba yo. Un instante después, una luz me cegó y ya no volví a verla nunca más.
¿Por qué la miré?

Gloria Romero García

10 comentarios:

Reyes dijo...

Tuve una época en que caminar por delante de él me parecía un tanto erótico, el mostrarme vulnerable, el sentirme observada. Pensaréis que es muy raro o que estoy enferma. Pero realmente creo que la sexualidad comprende mucho más que el sexo, y no me refiero al amor. Hablo de que es lo único que realmente nos hace libres (o debería), de lo más primario y a la vez presente en todo. La verdad es que me gustaría que opináseis.

Anónimo dijo...

No creo que estes enferma y sí, estoy de acuerdo contigo cuando dices que la sexualidad es mucho mas que el sexo en si. Pienso que, incluso el momento, palabra o gesto mas absurdo o inocente puede tener (queriendo o sin querer) mucho contenido sexual y es divertido poder "jugar" de esa forma, como tener sexo pero sin tenerlo, no sé si me entendereis. No sé que más puedo decir, porque tambien coincido cuando hablas de lo primario, al fin y al cabo todos estamos aqui gracias a él y seguiremos existiendo por él mismo; cuestión de supervivencia (aparte de otros colaterales) supongo.
Cris

Anónimo dijo...

Por cierto, que hablo de todo menos del relato. Me gusta sobre todo porque veo como has evolucionado escribiendo y me parece un enfoque original a la historia. Moderna y cruda, un tanto cruel pero sutil. Sigue así.
Cris (otra vez)

Reyes dijo...

Gracias, Cris. Entiendo lo que dices, pienso igual. ¿Y los demás?

Anónimo dijo...

Yo pienso que sin sexualidad no habría sexo, asi que si, estoy de acuerdo contigo en que es un factor importante en muchos aspectos de la vida. además creo que también es mucho más interesante, el hecho del morbo y del deseo.
Gloria

Puli dijo...

La mayoría de las veces la gracilidad y elegancia de la sexualidad se rompe ante la vulgaridad del sexo. Pero es allí, a ese punto de violencia que va más allá del erotismo al ser algo primario, donde nos lleva la sexualidad: unicamente. Lo demás son abstracciones que la gente civilizada nos hacemos para sentirnos más cómodos en ese papel, cada vez más lejos de nuestro estilo de vida.
La vida es muy violenta y no siempre nos gusta eso, por eso nos concentramos en el instante de aparente calma que le precede.

Anónimo dijo...

Hola! yo pienso que el sexo es sexo. Que no deberíamos confundirlo como una manifestación amorosa (aunque a veces lo sea). Es cierto que para mi hay mas sensualidad en un trozo de piel que asome de un cuerpo completamente cubierto, pero yo lo que quería decir es que en ambos casos es agradable sentirse deseado aunque paera algunos sea una degradación de sentirse amados.

Puli dijo...

Pues tienes mucha razón. Por cierto, quién eres?

Reyes dijo...

Oye, yo he contado una parafilia rara mía, ¿porqué no contáis algo (que pueda ser confesado por internet)? Me alegro de que el tema haya tenido repercusión. Puli, escribes bien hasta la lista de la compra :)

Puli dijo...

jajajaja gracias!!pero reconozco que soy muy rimbombante porque adoro la adjetivación. Se puede decir que lo mío es otra paranoya mental, así que le toca a otro. Desgraciadamente, no tengo secretos inconfesables sobre el sexo en mi vida jajaja