Mª Dolores García Torres.
miércoles, 25 de marzo de 2009
Una aparición
Se acostó tarde y cansada, sin ganas siquiera de pensar. La oscuridad era total en una habitación que olía a pena y llanto. Le pesaba el negro en su ropa. Tantas horas deseando estar a solas, descansar, y ahora no era capaz de dormir. Como no era capaz de olvidar. Y de pronto, una luz al fondo del pasillo. No tenía nada de especial, era un punto luminoso cualquiera en una penumbra triste más. Una plañidera ordinaria, en una casa vacía. Por unos segundos ella no sabía qué decir, ni qué significaba aquello. Lágrimas se secaban en sus cuencas, intactas gracias al esfuerzo por no parpadear. Al fin reunió valor y alzó la voz -¿quién es?-, irracional preguntarle nada a la negrura. Parpadeó un sonó un ruido quedo: la foto de su marido contra el suelo. -¿Luis?-, pero el haz se había deshecho en ausencia de nuevo.
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